Después de la brutalidad del chorizo,
no hubo más que abandonar el magisterio de la palabra,
la excentricidad y la excelencia del verso,
por un pequeño,
diminuto,
afán por la concupiscencia,
no había más,
un paso en falso,
significaría la redención eterna,
una jubilación a cadena perpetua,
en el aburrido reino del Señor.
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