jueves, 5 de junio de 2008

Sueño

Donde termina el cielo
pregunto desde mi barca de piel
Rompo la esquirla de cemento
que me separa de la ausencia,
me adentro en su vacío espectral
como si lo negro pudiera infundirse en lo negro.

Y encuentro en lo profundo
un reloj,
un tic,
un tac,
¡pero que coño hace un reloj aquí!
-me pegunto-
un tic,
un tac,
nada más.

Sin mi pierna no puedo patearlo,
-mi pierna es la premisa de toda patada-
sin brazos no puedo lanzarlo,
-mis brazos son el prefijo de todo puñetazo-
mi labios se desvanecen,
-la esencia de todo beso que se pierde-
y el tiempo asume la membresía de mi oído,
-cortesía del corte inglés-
su tic,
su tac,
como el rebrote pelado de la xenofobia mundial,
bombas y metralla,
tic,
tac,
nada más,
la muerte,
el tiempo,
todo mi ser convertido en un oído tomado,
sin cascos,
sin despertares.

Arranqué la esquirla de cemento
que me separaba de la ausencia,
de esa ausencia arrebatada al sueño,
y encontré que esa ausencia
era en mi,
lo que en esa ausencia eras tú.

Saludos

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