sábado, 15 de noviembre de 2008

Camino del Sur



Sobre las lunas del puerto y tardes de cafetín
con la fuerza primitiva de sus manos,
deliraban burdeles y poemas,
poemas con forma de sonrisa,
burdeles con el rouge pintarrajeado en sus labios,
luces buenas y malas acampaban en el aire,
en él,
brillaban como miles de monedas de oro.

A veces,
parecía que todos los barcos del sur
partían con su nombre,
y lúgubre,
lo sentenciaba todo.

Pero se quedó,
y sus poemas horadaron montañas,
y crearon fuentes de vida,
y en sus grietas se derramaron canales de vino
y noches junto al mar.

Entonces dijo:
- Descolgad la luna del reflejo que ilumina tu ventana
ya que no hay más sur,
que el camino que ilumina tu mirada.

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