Si pudieras ver lo que veo,
verías las nubes de azul combativo,
bombardeando el horizonte con su melena hippie,
arrojando un rocío espumoso de champagne sobre las olas de trigo,
dejándose querer por el viento con el rostro de la mujer
sobre el rostro del hombre.
Si pudieras ver lo que veo,
me detendría en ti el tiempo que quisieras,
engañando las arrugas y las agujas giratorias de caleidoscopio,
dejándome roer por el aura de tus manos mas allá de tus manos,
a dos palmos del suelo,
a dos palmos del cielo.
Déjalo hacer,
al amor,
hay que dejarlo hacer.

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